viernes, 8 de diciembre de 2006

Siembra mentiras y cosecharas odios.

Por alguna razón los argentinos nos hemos sacado la capacidad de pensar y de analizar diversas situaciones, situaciones que marcaron nuestra historia; son muchos quienes hoy hablan a través del engaño, tal ves por odio y rencor, tal ves por seguir al resto, pero ese engaño nunca trata de ser desmentido, al contrario, muchos se suman a el, por diversos motivos, y uno de esos motivos es el engaño, el engaño en el que se han dejado caer, y realmente es una lastima, porque de esta manera, si no se conoce la verdad de los echos, si no se desmienten los engaños, estamos condenados a tropezar con la misma piedra, gracias a Dios, aun queda gente dispuesta a seguir esta lucha contra la mentira, y de a poco van avivando esas voces que permanecieron mucho tiempo apagadas. Una de las mentiras con la que estas personas manipulan la mente de la sociedad el el relato sobre los echos que sucedieron en la llamada la noche de los lapices (sin olvidar "los 30.000 desaparecidos"??), de la cual hasta se llego a filmar una película que pareciera obligación, que a los niños de las escuelas les hacen ver y hacer trabajos sobre ese tema, y ya desde muy chicos los argentinos vamos cargándonos de un odio y un deseo de venganza para esos "jóvenes que solo peleaban por el medio boleto...", bolteando a quien se nos cruce por el camino, a cualquiera que halla estado involucrado en esos echos, o aquel que piense diferente a la película que vieron en 4º grado, y todo esto, pasado un tiempo lleva a la desunión, y al rencor, a la perdida de los verdaderos valores, y muchisimas cosas mas. Encontré un articulo en al pagina de la década del 70 que explica muy bien algunos de los echos que sucedieron realmente:

"La Noche de los Lápices", es una película realizada a mediados de los años 80 en la Argentina.
El film cuenta que un grupo de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata fueron "secuestrados" por los militares y luego fueron torturados y asesinados brutalmente. Todos ellos, excepto uno, Pablo Díaz, quien es el que cuenta la historia y fue reconocido en la Argentina como "el" sobreviviente a la horrorosa "noche de los lápices".
Obviamente cualquiera que mira esa película (que se dice que fue financiada por el Gobierno del Dr. Alfonsín) se horroriza y piensa que los militares eran una máquina de matar, totalmente descontrolados, torturadores y asesinos...
Si alguien en forma desapasionada piensa "¿QuÈ pasó en la mente de esos militares?", "¿cómo fue que llegaron a torturar tan cruelmente a ese grupo de estudiantes que sólo reclamaban una tarifa de transporte más económica?". Es lógico preguntarse: "¿Los militares eran unos criminales locos, extraterrestres o psicópatas con ansias de matar inocentes?"...
La película mencionada, no contesta esas preguntas, sólo muestra el horror.
Con ese horror, convivimos los argentinos durante una dÈcada... pero hace poco tiempo atrás, un diario de ideas de izquierda, que glorifica la actividad de los terroristas del pasado, publicó un reportaje a Emilce Moler. ¿QuiÈn es esta mujer?, se preguntaran todos... Bueno... pues parece ser que es "otra" sobreviviente de la fatídica Noche de los Lápices... y ella nos cuenta la VERDAD:
(En VERDE aparecen nuestros comentarios).
Según "PÁGINA 12" del 15 de septiembre de 1998:
"La Noche de los Lápices se transformó en el símbolo de la represión militar contra los estudiantes."
"Emilce Moler tiene 39 años, tres hijos y vive en Mar del Plata desde que los militares la obligaron a dejar La Plata. Allí fue secuestrada en la que se conoce como "La Noche de los Lápices". Sobrevivió para contarlo y no arrepentirse de su pasado" (O sea que Pablo Díaz no fue el único sobreviviente, serían dos; "los medios de prensa", ¿no lo saben o lo ocultan?).
"Fue secuestrada en la madrugada del 17 de septiembre de 1976. Tenía 17 años y militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), agrupación estudiantil de tendencia peronista. Ella, Gustavo Calotti --actualmente radicado en Francia-- y otra chica que vive en La Plata son, junto a Pablo Díaz, los sobrevivientes de la llamada Noche de los Lápices." (O sea que Pablo Díaz no fue el único sobreviviente, ya serían cuatro; "los medios de prensa", ¿no lo saben o lo ocultan?).
"Teníamos un proyecto político", dice en relación a que las desapariciones de los secundarios de La Plata no se debieron exclusivamente a la lucha por el boleto estudiantil. "Reivindica su militancia".
¿Por quÈ su nombre no se asocia con La Noche de los Lápices?
PasÈ algo más de un año y medio en Devoto hasta que me dieron la libertad vigilada y me dijeron que me vaya de La Plata, debía ser muy peligrosa. Con mi familia decidimos venir a Mar del Plata.
-La Noche de los Lápices se asocia a la lucha por el boleto estudiantil pero usted habla de una lucha política más amplia.
"- No creo que a mí me detuvieran por el boleto secundario, en esas marchas yo estaba en la última fila. Esa lucha fue en el año '75 y, además, no secuestraron a los miles de estudiantes que participaron en ella. Detuvieron a un grupo que militaba de una agrupación política. Todos los chicos que están desaparecidos pertenecían a la UES, es decir que había un proyecto político, con escasa edad, pero proyecto político al fin.
-Fin del Articulo de Pagina 12.
Nos resta decir... que la UES era parte de la organización terrorista "montoneros", con miles de atentados con explosivos, crímenes, violaciones, torturas, secuestros, etc. Los jóvenes que integraban la UES sabían que eran parte de una asociación delictiva.
Si las organizaciones de derechos humanos, mienten tan descaradamente en cosas así, como hacernos creer a los ciudadanos que por una tarifa más económica en un transporte público los militares fueron capaces de torturar y matar... Quedó demostrado en estas páginas que todo eso fue una gran MENTIRA.
Y esa mentira, nos hace dudar de la veracidad acerca de lo que cuenta la película de los mÈtodos empleados en contra de esos jóvenes terroristas.

1 comentario:

Arturo Larrabure dijo...

Reconciliación sin impunidad
Escribe Arturo Cirilo Larrabure
http://www.lavozdelpueblo.com.ar/diario/2006-12-10/La_Ciudad/15864.htm

Que las promesas presidenciales no se cumplen no es una novedad en la devastada Argentina, que borran con el codo lo que escriben segundos antes con la mano es un dicho preclaro que asemeja a la realidad. Que las noticias importantes y relevantes duran apenas un instante a nadie ya sorprende. La vorágine diaria no nos deja ver y el árbol tapa al bosque en ésta inmensidad donde se confunden memoria con historia.

Después del 5 de octubre del corriente año, donde en un claro discurso, ante más de quince mil personas, la Asociación de Víctimas del Terrorismo, por boca de su presidente, el Dr. José Sacheri, hijo primogénito del profesor de filosofía Carlos Sacheri, asesinado en víspera de la navidad del año 1974, por el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), durante el gobierno democrático de Isabel Martínez de Perón, ante la mirada atónita y estupefacta de su mujer y sus siete hijos, a la salida de la iglesia un domingo como tantos, pidió con sabiduría y ejemplaridad la más amplia amnistía que nos permita definitivamente cerrar viejas heridas que hoy han vuelto a sangrar. Nada de lo propuesto fue aceptado, encargándose el Ejecutivo nacional de pronunciarse hacia la "reconciliación sin impunidad". Palabras que la oposición ha recibido con beneplácito ratificándolas. Desde ese instante han transcurrido ya dos largos meses y puedo afirmar que no ha habido intento de reconciliación y menos sin impunidad. Decenas de personas han sido citadas a declarar, marcando una tendencia a que "sin impunidad" es aplicada en un solo sentido. Ninguna de las personas vinculadas con el terrorismo asesino que fríamente sesgó la vida de más de mil quinientas víctimas, siendo el 40% de ellas civiles, y atentó contra un número superior a veinte mil, causando una muerte cada cinco horas como se registra en la triste historia de nuestra patria fue citada a declarar por sus atentados y asesinatos.

Hay una firme y clara tendencia a que la impunidad es el denominador común para aquellos que tomaron las armas con la intención de llegar al poder. Después de treinta años, conseguido éste, las promesas de un mundo mejor, más humanitario, más justo siguen siendo palabras escritas en la arena y como tales, ante la menor brisa se borran una y otra vez.

Hace escasos días, desde Inglaterra, sale a la luz, un evadido de la Justicia argentina, Carlos Moore, terrorista responsable de la toma del puesto 1 de la Fábrica Militar de Villa María, donde mi padre, el coronel Argentino del Valle Larrabure, se desempeñaba como subdirector, fue secuestrado para posteriormente, después de un calvario de 372 días, asesinarlo fríamente, apareciendo su cadáver con 47 kilos de peso menos y signos de toda la locura que caracterizaba a aquellos "jóvenes idealistas" que torturaban en las "cárceles del pueblo" a la "burguesía oligarca" de ese entonces. Desde el exilio, promovido sin explicaciones, después de treinta años, rompe el silencio dando algunos detalles que vuelven a poner un manto de duda más que de certeza. Parecería que pudo "fugarse" ante la entrega de información sobre sus compañeros de ruta, en el léxico común de la gente, un "traidor a la causa". Es éste un claro ejemplo de impunidad. ¿Cómo actuará ésta vez la Justicia? Lo citará a declarar o seguirá en silencio mirando para otro lado.

Los que hemos perdido casi todo a muy corta edad producto de ideas mesiánicas que postulaban, que a sangre y fuego se encontrarían caminos de justicia y equidad, seguimos esperando con la firme convicción de que las promesas incumplidas hasta ahora de "reconciliación sin impunidad" se hagan realidad, demostrando que los derechos humanos son para todos y no para algunos.

Sólo así, podremos creer nuevamente en la justicia, conduciendo a todos los argentinos, sin distinción, por el bienvenido camino de la paz.